martes, 7 de agosto de 2012


¿Qué es un buen libro?

Artículo de Marlene Moléon en Eriginal Books
Estaba hoy buceando en Internet a la búsqueda de la definición de “un buen libro”, cuando interrumpí mi labor para leer un mensaje de Blanca Miosi, quién además de una excelente escritora es una suerte de hada madrina para jóvenes talentos.
Una vez más Blanca me recomendó un libro. EL MAPA DEL REINO DE ORO, del joven venezolano Rainer Sousa. Mi lista de libros pendientes de lectura crece y crece como las ilusiones de un amor adolescente, pero no pude resistir la tentación de leer las primeras páginas y quedé atrapada.
EL MAPA DEL REINO DE ORO es un fresco de la fascinante Lisboa del siglo XVI, con una historia de suspense. En 1540, a bordo de un barco cargador de esclavos, una serie de muertes misteriosas se van sucediendo. Lo único que los cadáveres exhiben es una extraña marca con las iniciales BA.
Años más tarde, en 1577, mientras un extraño cometa pasa por los cielos de Lisboa, Diogo de Ataíde, un pobre poeta y “escribidor de oficio”, inicia un fantástico viaje a la historia de sus verdaderos orígenes. Lo hará gracias a lo que su padre putativo, Fray Luis, dejó dicho antes de morir, y a las confesiones de su viejo amigo Lopo Farías. Ambos testimonios lo ayudan a desenterrar un pasado enigmático que jamás había sospechado existir y que involucra a un sinfín de extraordinarios personajes con la existencia de un misterioso mapa que señalaría la ruta hacia un magnífico Reino de Oro en las selvas de Sudamérica.
Todavía no tengo una definición de qué es un buen libro, pero apuesto a que EL MAPA DEL REINO DE ORO lo es.
Extracto:
… pero cuando me senté una noche, frente a la ventana, me fijé que el rastro amarillo, en forma de sable, rasgaba no solamente las alturas negras del cielo lisbonense, sino que también perturbaba mi espíritu; me instigaba a recorrer un viaje hacia tras…hacia mis orígenes…hacia el origen de todo y hallar en el entramado de historias, historietas y cuentos, la razón de mi vida…y la razón de las vidas de los demás. Fue así que tomé la pluma y antes de empezar a escribir esta larga historia, dibujé también un sable y me lo imaginé dorado, del color del oro, ese mismo oro que existiría abundantemente en los bosques cerrados de una tierra longincua…y me lo imaginé cortante con su filo dilacerante, dispuesto a desvendar y a desvelar todos los secretos y enigmas de mi persona…me llamo Diogo de Ataíde, poeta y escribidor de oficio.