La aventura de los portugueses en Hispanoamérica
Siempre se ha hablado que Venezuela es una tierra de inmigrantes; y también es sobradamente conocido el papel de los españoles, africanos e indígenas en la conformación étnica del pueblo venezolano. Sin embargo, al repasar algunas de las obras más conocidas sobre el origen de los primeros colonizadores de Venezuela podemos hallar una cantidad considerable de portugueses que aquí vivían durante la época colonial.
Solamente para levantar la punta de este curioso “iceberg”,existe una interesante lista de portugueses en la clásica obra de Ismael de Montañez llamada “Hombres
y mujeres del siglo XVI venezolano” como también en la de Picón-Parra conocida como “Primeras Familias Coloniales de Mérida”. Consulté de igual manera “Caracas, origen y trayectoria de una ciudad” de J. A De Armas Chitty donde sale publicada la “Relación de los extranjeros portugueses que residen en la ciudad de Santiago de León y otras de esta provincia de Venezuela” con la fecha del 22 de Marzo de
1607.
Además de todos estos valiosos documentos, sería imprescindible leerse el
clásico del historiador venezolano Acosta Saignes llamado “Los Portugueses en Venezuela” al cual volveré en otras oportunidades.
Pero primeramente hay que recordar que con la llegada de Colón al llamado Nuevo Mundo, en esa mesnada de hombres de mar, lo acompañaron algunos grumetes de origen portugués. De hecho, según algunos investigadores, habría fuertes sospechas de que el propio almirante fuera también luso.
El que estudia la época no puede pasar por alto el poderío náutico que los portugueses detenían durante el siglo XV; y que mientras España se estrenaba como un naciente imperio en 1492 (año del descubrimiento de América), ya Portugal hace más de sesenta años se había consolidado como un reino en franca expansión ultramarina. El mismo Cristobal Colón se formó en la muy conocida Escuela Náutica de Sagres, pudiéndose afirmar que su formación académica, científica y humanista serían completamente portuguesas.
Pero ¿qué razones poseían los lusos para dejar su terruño natal y emprender una nueva vida en tierras tan lejanas?
Básicamente fueron tres:
1) una necesidad de poblar nuevas tierras instigada por los mismos reyes;
2) el deseo de aventurarse en las colonias ibéricas con la finalidad de allí hacer fortuna;
3) y vivir lejos de las terribles persecuciones que la Inquisición movía en contra de todos aquellos que tuviesen sangre hebrea.
Son sobretodos estos, los judíos portugueses, los que primeramente se atreven a venir a América con el objeto de aquí empezar una nueva vida.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que estos portugueses no solamente estaban en la provincia de Venezuela; igualmente habían emigrado a territorios como el Perú, México y hasta la propia Argentina.
La presencia judío-portuguesa era tan fuerte que, como dice el historiador Cecil Roth, ” Los castellanos se quejaban mucho de que no podían prosperar en el comercio sin un socio portugués”
Veamos lo que también nos comenta un documento de la época (escrito en la ortografía antigua del español) y que es referido por José Toribio Medina en su obra “Historia del Tribunal de la Inquisición de Lima: 1569-1820. Tomo II”
De seis a ocho años a esta parte, decían, es muy grande la cantidad de portugueses, que han entrado en este reino del Perú (donde antes había muchos), por Buenos Ayres, el Brasil, Nueva España, Nuevo Reino, y Puerto Velo. Estaba esta ciudad cuajada de ella, muchos casados, y los más solteros; habíanse hecho señores del comercio; la calle que llaman de los mercaderes era casi suya; el callejón todo; y los cajones los más; hervían por las calles vendiendo con petacas a la manera de los lenceros en esa Corte; todos los más corrillos de la plaza eran suyos; y de tal suerte se habían señoreado del trato de la mercancía, que desdel brocado al sayal, y desdel diamante al comino todo corría por sus manos. El castellano que no tenía por compañero de tienda a portugués, le parecía no había de tener subceso bueno. Atravesaban una flota entera con crédito que se hacían unos a otros, sin tener caudal de consideración y repartían con la ropa sus fatores, que son de su misma nación, por todo el reino. Los adinerados de la ciudad, viendo la máquina que manijaban y su grande ostentación, les daban a daño cuanta plata querían, con que pagaban a sus corresponsales, que por la mayor parte son de su profesión, quedándose con las deudas contraídas aquí, sin más caudal que alguno que habían repartido por medio de sus agentes.
Como hemos podido ver la presencia portuguesa en América no se limitó únicamente al Brasil, sino que llegó más allá, hacia lo que se llamaba “las Indias de Castilla”.
En la próxima parte veremos cómo se llamaban esos portugueses que llegaron a la provincia de Venezuela durante los siglos XVI y XVII y de qué manera se establecieron en las ciudades que empezaban a nacer en la vasta geografía del territorio nacional.
Periodista / Redactor: Rainer de Sousa
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